Nora Schulman: “No hay una Justicia ecuánime que centre sus fallos en los niños”

Karin Miller

¿Cómo evalúa el sistema de adopción argentino?
El tema de la adopción es muy complejo, y nunca logró legislarse sobre él de modo que queden conformes todas las partes involucradas. Antes se favorecía sobremanera a los que adoptaban. En este momento ha cambiado la mirada. La gente que quiere adoptar muchas veces no entiende que uno lo que busca es una familia para un niño, y no un niño para una familia. Tenemos que pensar en el interés superior del niño y en el respeto por su identidad, más en este país en el que hemos sufrido tanto la falta de identidad de muchos niños.

¿Considera que lleva demasiado tiempo concretar la adopción?
Lleva mucho tiempo, pero esto tiene que ver con varias cuestiones. En primer lugar, de acuerdo a la legislación vigente, siempre se trata de que el niño o niña continúe con su familia biológica. A veces no con su mamá o su papá, pero sí con sus abuelos o tíos. En Argentina existe esta noción de familia ampliada que retiene mucho a los chicos, en el interior especialmente. Todavía tenemos esta posibilidad de apuntalar la familia biológica para que retenga a los chicos. Por otra parte, no es cierto que haya una gran cantidad de niños en condiciones de ser adoptados, al menos no tal como es el deseo de las personas que quieren adoptar.

¿Cómo es este deseo?
Quieren un bebé recién nacido, sin historia, y la realidad de los chicos que están para adoptar es que son chicos más grandes, que hace muchos años están institucionalizados, o que tienen alguna patología. Uno no elige un hijo biológico, y hay muchas cuestiones que sí se eligen al momento de adoptar. Lo peor de todo es que si el chico no cumple con las expectativas que tiene la familia que adopta lo devuelven, y esto es de una crueldad extrema. El chico no sólo ha sufrido una primera situación traumática, sino que además sufre un segundo abandono.

¿Hay algún tipo de seguimiento que haga el Estado una vez que el niño o niña es dado en adopción?
No, pero debería haber. Esto fue muy claro con el caso terrible de la chiquita que estaba encerrada con un mono. Ese fue en realidad un error de la Justicia. La Justicia es muy mala en la Argentina, en el sentido de mal funcionamiento y en el sentido ideológico. No hay una Justicia ecuánime que vaya a centrar sus fallos en los niños, sino una Justicia que tiene una ideología determinada de que las familias son perfectas, y si, por ejemplo, el padre abusó, esto no importa porque la familia tiene que estar unida.

Cambiando de tema, ¿de qué manera deben manejar los adultos la violencia entre los chicos en las escuelas?
El tema del bullying no es un tema nuevo, lo que ha cambiado es la forma de ejercer violencia entre pares. Existió siempre, pero no se producía dentro del ámbito de la escuela y no tenía las características que tiene ahora.

¿Cuáles son esas características?
Las de una sociedad violenta. Si un hombre saca un revolver y mata a la madre porque pensó que lo miraban torcido y en vez de apuntar para un lado apuntó para el otro, ¿cómo los chicos no van a manejarse con violencia? También hay mucha violencia mediática, y cuando se produce un hecho violento parece que se produjeran quinientos. El chico está expuesto permanentemente a eso. El tema del bullying es multicausal.

¿Qué causas lo provocan?
Uno de los factores que intervienen es el hecho de que la escuela no satisface las necesidades de los chicos, a pesar del esfuerzo enorme que hacen los docentes. Hay una desconexión entre la realidad cotidiana de los chicos y la clásica escuela tradicional. Los adultos que están a cargo en los colegios no están preparados para frenar la situación de violencia, no saben manejarla. Hay que buscar nuevas formas de encarar el fenómeno del bullying. No es lo mismo que dos chicos se agarren a trompadas que que un chico lleve un arma al colegio. Hay que formarse, capacitarse, hablar, tener mucha tolerancia.

¿Qué situaciones generan violencia entre los chicos?
Muchas de las situaciones que provocan violencia entre los chicos tienen que ver con cuestiones de discriminación: “Ésta es linda”, “Ésta es gorda”, “Este está sucio”. Hay que empezar a trabajar en la aceptación del diferente, en que no todos somos iguales ni tenemos por qué ser iguales. Otro tema es el aburrimiento. Los planes de estudio están atrasados y los chicos no están contenidos. Si no, no se explicaría algo que estamos notando últimamente que es el abandono de la escuela. La escuela es el lugar que más contiene a los chicos. Pero a su vez, algo hay que expulsa. Argentina es uno de los países con más alto nivel de escolaridad, pero no de retención.

Nota publicada en (Buenos Aires de Mujer)

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